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PUCHO REMACHES

Leyendas

Eran las 12 del mediodía, mientras la señora Remache muy apurada preparaba el almuerzo para su familia, cuando alguien tocó a su puerta, allí en su entrada se encontraban una pareja de extranjeros quiénes no podían hablar mucho español, el hombre era alto, blanco y con unos grandes ojos azules y su esposa de estatura media, cabello rubio y de ojos verdes, ambos pedían hospedaje porque querían al otro día ir a conocer toda la extensión de la laguna de Mojanda aquellos visitantes estaban encantados con aquel lugar.

La dueña de casa les preparó la habitación y de paso les invitó almorzar una rica fritada que era un plato tradicional que hacían en esta familia. El reloj marcaba las 15:00 cuándo los extranjeros decidieron salir a recorrer un poco el sector, mientras ellos salieron con la ilusión de conocer más paisajes, por el otro sendero al poco tiempo el jefe de la casa llegaba y en pocos minutos su mujer le puso al tanto de todo.

Por otra parte los turistas mientras caminaban por las orillas de la laguna, se encontraron con don Pepe, un  señor agradable y divertido quién les invitó a visitar su casa de campo que quedaba  a 20 minutos de dónde ellos se encontraban, los gringos durante el camino  conversaban de algunas de sus aventuras  y de paso aprovecharon para decirle en donde estaban hospedados. Su nuevo amigo les avisó que pasaría por ellos en la mañana a primera hora para llevarles a conocer también otros lugares. Susan y Patrick llegaron a casa de los Remaches y allí se acostaron a dormir.

Al siguiente día Pepe tocó la puerta en busca de sus nuevos amigos pero le tomó por sorpresa lo que se encontró. El señor Remache le dijo que los extranjeros habían partido el día anterior a las 17:00, y le pidió que se fuese cerrándole la puerta en la cara. Pepe con intriga por sus amigos se quedó calladito afuera de la casa y escuchó murmurar a la mujer que metiera la carne pronto a la nevera y que desapareciera las pertenencias, con tristeza en su rostro lo más terrible que pudo mirar el señor es como don Remache cogía un cuchillo grande y cuarteaba los cuerpos para guardar sus partes a congelar, tras la ventana esta fue la escena más desgarradora, segundos después él asustado corrió y contó lo ocurrido en el pueblo.

Las autoridades en compañía de los pobladores se dirigieron hacia una casa de aspecto vieja y solitaria en  dónde vivía está familia, conformada por la Señora y Señor Remache y dos hijos quiénes eran cómplices no solo de la muerte de estos dos turistas sino de otros que también habían desaparecido en las mismas circunstancias. Los Remaches usaban carne de humano para preparar la fritada y ser vendida a todos los que pasaban. La gente de la comunidad  capturó a los miembros de esta familia y fueron  condenados a muerte.

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