En Otavalo en días de sequía los campesinos no sabían qué hacer, sus cosechas se estaban perdiendo a causa del tiempo, los días pasaban muy cálidos y no había agua para el riego.
Un día las comunidades se reunieron y decidieron pedir a las divinidades que acabaran con la sequía, pero a cambio de esto iban a sacrificar a una dulce niña llamada Pacha. Los rumores corrieron por toda la zona y los ancestros acordaron el día y la hora del sacrificio.
Pacha, estaba al tanto de lo que iba a ocurrir, ella meses antes se había enamorado de un joven de su pueblo pero nadie sabía de este amorío, entonces se reunió con él y planificaron escapar. Era la madruga del día añorado por todos los que estaban en contra de la sequía,
EL LECHERO
cuando los dos cogidos de la mano con maletas en hombro salieron en medio de la oscuridad por los senderos de unas quebradas sin rumbo.
Huatalquí era el joven quién iba en el camino diciéndole a Pacha que estuviese tranquila que nada malo pasaría que llegarían a un lugar dónde nadie les encontraría y serían felices, la muchachita no paraba de llorar y un viento fuerte corría por ahí. Mientras tanto al amanecer en el pueblo asustados y con ira se dieron cuenta que la niña escapó mandaron a buscarla, pero los rastros fueron en vano no dieron con ella ni con su acompañante.
Un sabio de la comunidad estaba alterado y decidió que deberían ser castigados por huir del sacrificio, que si no hacen pronto algo, todos los sembríos se echaría a perder y que morirían de hambre, enseguida hicieron una plegaria y pidieron al Tayta Imbabura suplicando por su pueblo que los jóvenes sean castigados, y que llegue a ellos en abundancia las lluvias para sobrevivir y así fue como en la misma noche de ese día. Los campesinos asustados escuchando los truenos y las fuertes gotas que caían expresaron su agradecimiento a sus divinidades por el favor cumplido, desde aquel día apareció el lechero y junto a este se llenó poco a poco el valle seco, dicen que esto es la representación del amor de aquellos dos jóvenes y que aún se mantienen juntos.
Fuente: Sofía Loza